Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

investigaciones recientes, este tipo de tratamientos no tienen por qué estar relacionados con el desarrollo de tumores después de su aplicación. Esta asociación, observada en algunos pacientes tratados, es debida a un defecto en uno de los pasos de esta técnica y no por completo a ella.



Existen muchas patologías candidatas a ser tratadas con terapia génica, como algunos tipos de tumores, inmunodeficiencias debidas a una alteración en los genes o enfermedades metabólicas hereditarias entre otras. Sin embargo, resultados fallidos obtenidos tras el empleo de estas técnicas habían hecho pensar que quizá no fuesen aptas para el tratamiento de estos pacientes.



Una de estas investigaciones ha sido la empleada con niños nacidos con inmunodeficiencia severa combinada ligada al cromosoma X, una patología que se caracteriza por infecciones graves y recurrentes desde los primeros meses de vida, junto con diarreas frecuentes y retraso en el crecimiento. Esta patología se debe a una alteración genética que origina un deterioro del sistema inmunológico del varón.



Estos pacientes tienen dos opciones terapéuticas: el trasplante de células madre de un donante idéntico o la terapia génica. Ésta última consistiría en insertar un retrovirus encargado de portar el gen responsable de la enfermedad pero corregido y después realizar un trasplante de las células madre del propio paciente una vez que ya estén libres de la mutación.



Esta opción fue llevada a cabo en 10 niños con esta patología mediante un ensayo que se publicó en la revista 'Science'. Sin embargo, casi tres años después del tratamiento, dos de estos pacientes desarrollaron leucemia.



Recientemente, tras revisar el procedimiento realizado en aquella investigación y la base de datos disponible sobre el uso de esta terapia en ratones, se ha comprobado que el fallo podría estar en el lugar donde se insertó el virus con el gen modificado.



Según los resultados de la revisión, publicados en enero en la revista 'Science', en aquella ocasión y debido a un evento casual el gen terapeútico se colocó cerca de un oncogén que cuando está activado ocasiona la malignización de las células. La inserción del primero originó la activación del segundo y, por tanto, la sobreproducción de una proteína relacionada con la leucemia.



Según el doctor Anton Berns del Departamento de Genética Molecular del Instituto Oncológico Holandés, en Amsterdan, y autor del artículo de opinión del 'NEJM', se pueden extraer dos conclusiones del fallido intento en terapia génica para la inmunodeficiencia severa combinada: el gen insertado puede actuar como un oncogén al ser introducido mediante el retrovirus y, además, los dos genes pueden colaborar conjuntamente como promotores de células cancerosas.



Esto explicaría la aparición de la leucemia tras este tratamiento. 01CLos resultados significan que en la mayoría de las aplicaciones de terapia génica, el gen terapéutico no tiene un potencial oncológico. Además, ofrece una base racional para mejorar estos protocolos01D, comenta el Dr. Berns.



El autor señala que quizá modificando el vector con el que se inserta el gen o marcando de alguna manera a su receptor se podría conseguir que no se activen los genes vecinos evitando los consiguientes problemas.



01CEs un gran hallazgo porque relaciona directamente el gen terapéutico utilizado con el posterior desarrollo de la leucemia y lo ocurrido allí no tiene por qué pasar en el tratamiento de otras patologías sino que es específico para esta enfermedad01D, comenta Juan Bueren, director del Programa de Terapia Génica de Células Hematopoyéticas del CIEMAT.



Buscar la seguridad de la técnica



Según el Dr. Bueren en un principio se trataba de comprobar que la terapia génica era eficaz, 01Cahora se trata de combinar la eficacia con la seguridad. Hay que controlar los efectos secundarios01D. No obstante, este experto español explica que hay que tener en cuenta el contexto de muchas de las enfermedades que se tratan con esta técnica.



01CEn el caso de la inmunodeficiencia severa combinada, los pacientes sin un donante compatible tienen una probabilidad de morir de más del 30%, mucho mayor que los riesgos de la terapia génica, y no hay que olvidar que los chicos del estudio que comentamos no murieron sino que fueron tratados con éxito de su leucemia01D, explica.



Aunque las limitaciones de este tipo de terapia están ahí: no hay un 100% de seguridad de que el gen insertado no se coloque al lado de un oncogén, los ensayos que se realizan en la actualidad intentan aumentar la seguridad de la técnia.



01CSe está investigando sobre vectores más seguros, insertanto secuencias de ADN terapéuticas 013genes que corrigen otros genes014 y de seguridad 013genes que cuando hay algún problema se suicidan o eliminan las células malignas014 para evitar problemas como el que ocurrió en el estudio que se menciona en 'NEJM'01D, aclara Juan Bueren.



01CSi el gen terapéutico que se inserta no tiene un potencial oncológico, el riesgo de cáncer debería ser bajo, tan bajo que sea difícil de predecir01D, concluye el Dr. Berns, que insiste en la necesidad de mejorar los vectores y en que los futuros estudios valoren caso por caso los factores de riesgo asociados a esta terapia.