Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El uso de los antidepresivos introducidos desde 1990, especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina y venlafaxina, se ha ido incrementado como primera línea de tratamiento de la depresión en niños. La seguridad de la prescripción de estos fármacos en estos pacientes (incluidos los adolescentes) ha sido objetio de una creciente preocupación social y médica, siguiendo las recomendaciones de la administración y de la propia industria farmcéutica.



En este sentido, una revisión clínica de cinco ensayos realizada por investigadores australianos y publicada en 01CThe British Medical Journal01D concluye que el teórico beneficio de tratar con estos fármacos a niños y adolescentes (según se afirma en el ensayo prácticamente los mismos obtenidos con placebo) no compensa sus posibles riesgos.



01CSi los beneficios de estos fármacos fueran mucho mayores que los que ofrece el placebo, aceptaría los riesgos01D, afirmó el Dr. Jon Jureidini, director del Dpto. de Medicina Psicológica del Women´s and Children´s Hospital de Adelaida del Norte (Australia) y autor principal del estudio, y 01Csi los fármacos fueran completamente seguras, se podría argumentar que no hay nada malo en dar algo que es levemente mejor que un placebo01D, añadió. Sin embargo, para el Dr. Jureidini como no ocurre ninguna de estas dos cosas, los antidepresivos no deberían ser prescriptos en niños y adolescentes, excepto en circunstancias extremas.



01CQueremos insistir en que los médicos que no sean psiquiatras pediátricos no deben comenzar tratamientos con estos antidepresivos01D, agregó Jureidini.



Entre 1998 y 2002 el consumo en EE.UU. de antidepresivos en población infantil y adolescente se incrementó cada año un 10%, según un estudio publicado en la revista 01CPsychiatric Services01D. El incremento se produjo en todos los grupos de edad y en ambos sexos.



British Medical Journal 2004;328:879-83