Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

En un esfuerzo por encontrar los genes restantes que gobiernan la miosina -la principal proteína contráctil que conforma el tejido muscular- investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania han hecho un descubrimiento que puede ser clave para responder cuestiones sobre la evolución humana.



Según se publica esta semana en la última edición de la revista 'Nature', los científicos han encontrado una pequeña mutación en el gen MYH16, que mina todo el gen de la miosina.



La fecha estimada de aparición de esta mutación se sitúa hace unos 2,5 millones de años, justo antes de un periodo de importantes cambios evolutivos en el registro de fósiles homínidos. Este periodo incluye el comienzo de un mayor tamaño cerebral, importante en la configuración del nuevo ser humano.



Mientras que caracterizar esta mutación puede ayudar a comprender enfermedades genéticas como la distrofia muscular, el nuevo hallazgo posee implicaciones mayores para reinterpretar nociones sostenidas desde hace mucho tiempo sobre la aparición y primera fase evolutiva del genus 'homo'.



Los antropólogos se han preguntado desde hace tiempo cómo pudieron evolucionar los seres humanos con grandes músculos en las mandíbulas y con cerebros mucho más pequeños que ahora. La recién descubierta mutación parece ser la responsable del desarrollo de músculos en las mandíbulas de menor tamaño que los primates y de un desarrollo craneal que da más espacio al desarrollo de la masa cerebral.