Una alimentación enriquecida en ácidos grasos omega-3 aporta un beneficio real en el tratamiento de los tumores mediante radioterapia, según una investigación realizada con animales de laboratorio por científicos franceses, que prevén realizar próximamente ensayos en seres humanos. Un ensayo clínico con cincuenta pacientes que presentan cáncer rectal operable empezará en abril en dos centros médicos de las ciudades de Tours y de Nantes, indicó Philippe Bougnoux, del instituto nacional francés de investigaciones médicas INSERM. La dosis suplementaria de omega-3 les será administrada en forma de cápsulas (12 por día) en los diez días previos a la irradiación terapéutica. Recibirán de esta manera una dosis diaria equivalente a 24 veces la que habitualmente se encuentra en la alimentación normal (100 mg por día). Los primeros resultados de la investigación estarán disponibles en 2005. El omega-3 está naturalmente presente en los alimentos de origen marino, como el pescado (en particular la sardina y la caballa). Tras la investigación realizada con animales de laboratorio, el equipo de Philippe Bougnoux llegó a la conclusión de que un régimen enriquecido en ácidos grasos omega-3 (40 por ciento) permite obtener una regresión del 60 por ciento del tamaño de los tumores de mama doce días después del comienzo de la radioterapia de los animales que tuvieron ese complemento de nutrición. La regresión es de solamente 31 por ciento en los que no lo tuvieron. Los resultados de esta investigación son publicados en la revista International Journal of Cancer. Pero, advierte Severine Colas, coautora de la investigación, "si se añade un suplemento de vitamina E (antioxidante), se anula el efecto del omega-3". Este equipo científico francés estudia desde hace quince años los elementos de la alimentación implicados en la protección contra los riesgos de cáncer. "La composición de lípidos del tejido adiposo es un revelador de nuestros hábitos alimentarios beneficiosos (abundancia de frutas y hortalizas, carnes sin grasa...) o malos", señala Bougnoux. La riqueza de oméga-3 DHA en ese tejido aparece asociada a una mayor protección contra el cáncer de mama. Los científicos demostraron asimismo que cánceres de mama de mujeres con grasas pobres en DHA, resisten a la radioterapia y a la quimioterapia (de tipo antraciclina). |