| Que la hipertensión arterial y el aumento del grosor o hipertrofia del ventrículo izquierdo constituyen los factores de riesgo más importantes para que se produzca un ictus, o que el riesgo de ictus no es tenido todo lo en cuenta que debiera por el médico a la hora de establecer el tratamiento antihipertensivo, son algunas de las conclusiones del Estudio ERIC-HTA, que acaba de ser presentado en el marco del IX Congreso Anual de la SEH-LELHA por los Dres. Josep Redón, presidente saliente de esta sociedad científica, y José Vicente Lozano, del Centro de Salud Serrería II, de Valencia. Uno de los objetivos fundamentales de esta investigación, que cuenta con el aval de la SEH-LELHA y la SEMERGEN, era conocer el riesgo de ictus y enfermedad coronaria en aquellos pacientes hipertensos con hipertrofia del ventrículo izquierdo en el ámbito de la atención primaria en España, para lo que se incluyeron en el estudio 16.494 pacientes, de los que 9.074 eran mujeres, y 7.420 varones. Entre los datos más importantes presentados en Murcia se observa que el riesgo de ictus entre las mujeres se sitúa en casi un 20%, mientras que el de enfermedad coronaria apenas llega al 12%. Por el contrario, en el caso de la población masculina, las posibilidades de enfermedad coronaria alcanzan un 26%, mientras que el riesgo de ictus se sitúa en un 21%, tal como señaló el Dr. José Vicente Lozano. Otro de los aspectos destacados por los expertos en relación a los resultados de esta investigación es que, ante la peligrosa combinación de hipertensión arterial e hipertrofia del ventrículo izquierdo, el riesgo de ictus se dispara alarmantemente, mientras que el efecto de la asociación de estos factores de riesgo sobre la enfermedad coronaria es menor. En definitiva, y tras observar las evidencias del Estudio ERIC-HTA, se puede decir que el riesgo de ictus en el global de la población estudiada es similar al riesgo de enfermedad coronaria, "si bien -indica el Dr. Lozano- la presencia de hipertrofia ventricular izquierda y/o fibrilación auricular eleva espectacularmente el riesgo de ictus, mientras que el riesgo sobre la enfermedad coronaria es mucho más modesto, lo que debe hacernos pensar que el riesgo de ictus debe ser tenido muy en cuenta a la hora de planificar el tratamiento del paciente hipertenso". Por otra parte, y tal como se desprende de los resultados de esta investigación, debe destacarse que el control de la hipertensión arterial en la actualidad en el ámbito de la atención primaria es deficiente, especialmente entre la población que también es diabética. En este sentido el Dr. Lozano apunta que "son precisamente los pacientes de mayor riesgo cardiovascular los que tienen peor control de las cifras de presión arterial, por lo que se debe hacer un esfuerzo mayor para alcanzar los objetivos establecidos y considerar a este tipo de pacientes como controlados". El hecho, tal como se observa en el Estudio ERIC-HTA, de que menos de la mitad de los pacientes estudiados se encuentran bajo tratamiento en combinación con más de un fármaco antihipertensivo, unido al mal control de las cifras de presión arterial, entra en conflicto con las recomendaciones de las últimas guías terapéuticas, e indica que los pacientes están infratratados. El Dr. Lozano hizo énfasis en que el control de los pacientes hipertensos está por debajo de lo que cabría esperar, subrayando que menos de la mitad se encuentran en tratamiento en combinación con más de un fármaco, "algo 013dijo el experto- que contradice las recomendaciones de las últimas guías de la Sociedad Española de Hipertensión. Creo 013continúa- que los médicos deberíamos mostrarnos más firmes y agresivos a la hora de tratar la hipertensión arterial y, sobre todo, pensar mucho más de lo que se ha venido haciendo hasta ahora en el riesgo de ictus a la hora de planificar el tratamiento del paciente hipertenso. El Estudio ERIC-HTA es la última evidencia que nos demuestra que debemos mejorar nuestras pautas de actuación en el ámbito del control de la hipertensión arterial", concluyó. |
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