Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El 31,5% de las mujeres de entre 18 y 24 años de edad abusan del alcohol, frente al 28,2% de los varones, según un estudio que, además, revela una feminización similar de esta adicción en el tramo de entre 30 y 39 años.



El estudio Genacis, realizado en España por la Sociedad Española de Toxicomanías (SET), ha contado con la colaboración de los Planes Autonómicos sobre Drogas de Galicia, la Comunidad Valenciana y Cantabria, en cuyas poblaciones se llevaron a cabo un total de 1.850 entrevistas para conocer diferentes relaciones entre el consumo de alcohol y situaciones sociales.



Algunas de sus conclusiones fueron presentadas en Santiago de Compostela, con motivo del I Congreso Iberoamericano sobre Trastornos Adictivos, como es el caso de la relación entre el ingreso de la mujer en el mercado laboral y el aumento del consumo de bebidas alcohólicas en este género.



Además, señala que un tercio de los entrevistados bebió abusivamente al menos una vez en el último año, mientras que un 10% aseguró haber tenido problemas económicos o de salud por este motivo y el 5,8% reconoció haberse visto implicado en situaciones conflictivas.



No obstante, el estudio, que fue comentado por el Dr. Lorenzo Sánchez, se desglosa de forma que, por un lado, analiza la posible relación entre la situación laboral y el consumo excesivo de alcohol. Así, señala que la temporalidad en el trabajo para las mujeres es del 17,5%, frente al 7,1% de los hombres.



Igualmente, alude a la continuidad en la tradicional dependencia económica de las féminas, ya que el 42,5% de éstas no realiza ninguna aportación económica directa al sostenimiento material de la familia.



En esa línea, y esta vez sin diferenciación por sexos, el estudio indica la alta relación entre desempleo, impacto sobre la salud y presencia de conductas adictivas. De esta forma, uno de cada cuatro parados considera regular o malo su estado psíquico, mientras que esta percepción se sitúa en el 15,6% entre la población empleada.



Además, el consumo abusivo de alcohol se registra en el 9,1% de los parados frente al 5,4% de casos que se dan entre la población general. Lo mismo ocurre con el cannabis, cuyo consumo es habitual en el 26,1% de los parados y del 8,5% en el resto de la ciudadanía.



En cuanto a la repercusión de la temporalidad laboral en estos hábitos, no se detectó una correlación con la percepción de la salud de las personas en esta situación, aunque sí un consumo abusivo de alcohol los fines de semana, sobre todo también por la masiva presencia de jóvenes entre los trabajadores temporales.



En conclusión, la probabilidad de que se registren consumos abusivos es mayor entre personas con estudios e ingresos medios-altos, activos laboralmente y estudiantes, en situaciones de precariedad laboral o con trabajos estresantes. También inciden las relaciones sociales escasas o la sensación de soledad.



Por otra parte, el estudio aborda la situación de las relaciones de pareja y la repercusión del alcohol en éstas. De esta forma, señala que el 11,8% de los bebedores abusivos considera su relación mala o muy mala, mientras que entre los abstemios esta consideración es del 1,5%.



Asimismo, el 35,5% de los encuestados afirmó haber sido objeto de maltrato psicológico en el último año y el 6,9% reconoce que estas conductas las recibe de forma reiterada. Además, estas situaciones se producen mayoritariamente sobre mujeres de entre 25 a 29 años.



Al respecto, el Dr. Lorenzo Sánchez advirtió de que este dato es contrario a la hipótesis de partida del estudio y consideró que puede estar relacionado con el hecho de que las fricciones de la pareja comienzan cuando lo hace la convivencia entre ambos.



Respecto al maltrato físico, el 2,1% de los entrevistados reconoció haberlo sufrido con su pareja en los dos últimos años y, aunque el 36,9% de estas víctimas son hombres, Lorenzo Sánchez aclaró que son las mujeres las que reciben estas agresiones de una forma más frecuente y con consecuencias más graves, tanto físicas como emocionales.



En cuanto a la incidencia del alcohol en este apartado, casi la mitad de las víctimas reconoció que alguno de los dos miembros de la pareja había estado bebiendo antes de producirse la agresión y, además, el estudio revela que el 7,8% de los bebedores abusivos son maltratadores, frente al 0,9% de los abstemios.



Asimismo, se observó relación entre el consumo de alcohol de la víctima y una posterior agresión, lo que el doctor Sánchez atribuyó a que, bajo los efectos de esta droga, la víctima se atreve a plantar cara al agresor o decirle que lo va a abandonar, entre otras cuestiones.



Por tanto, aunque existe relación entre el consumo de alcohol, tanto por la víctima como por el agresor, en los casos de malos tratos, insistió en que su carácter, más que causal es de "desencadenante".