El llamado "efecto placebo" está en el interior de nuestro cerebro, según los resultados de una investigación, publicada en "Science", cuyos autores sugieren que los tratamientos a base de placebo influyen en la actividad de las partes del cerebro sensibles al dolor. El Dr. Tor Wager, de la Universidad de Columbia en Nueva York, explica que los seres humanos "tenemos más control sobre nuestra mente y nuestras experiencias de lo que pensamos". Pero el efecto placebo, en especial en el ámbito del dolor, ha sido un tema controvertido para la ciencia desde siempre. No obstante, el nuevo estudio sugiere que los placebos realmente afectan a la sensación de dolor. Lo que hicieron los investigadores fue medir la actividad cerebral en respuesta al dolor en dos series de experimentos. En una de ellas aplicaron a voluntarios una crema, describiéndola a unos como un producto que alivia al dolor y a otros como una sustancia inactiva. "Encontramos que los placebos disminuyen la respuesta cerebral al dolor en áreas que parecen codificar la magnitud de la experiencia dolorosa. Esto sugiere que dicha experiencia se altera realmente", escriben. Observaron que la actividad cerebral disminuía antes en un área llamada cingulado anterior, que parece estar relacionada con la incomodidad producida por el dolor. Más tarde, los cambios en la actividad cerebral ocurrían en el tálamo y en la ínsula, que parecen reflejar en qué medida es negativa la experiencia dolorosa para la persona. El Dr. Wager cree que para que un placebo pueda alterar esta actividad en ciertas zonas del cerebro es necesario que la persona crea en la utilidad de la sustancia y que dicha creencia sea traducida en cambios bioquímicos relacionados con los mecanismos del dolor. Science 2004;303:1162-1167 |