Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las células del cáncer, que proliferan rápidamente, pueden comprimir los vasos sanguíneos en el interior de los tumores, haciendo así más difícil que los fármacos antitumorales alcancen y destruyan sus dianas.



Así lo indica un nuevo estudio, desarrollado por investigadores de Massachusetts General Hospital, en Boston (EE.UU.), que ahora publica la última edición de la revista Nature.



El desarrollo de estrategias que reduzcan esta compresión puede ayudar a mejorar la administración de medicamentos. En el presente trabajo, los investigadores injertaron células humanas de cáncer en animales de laboratorio.



Cuando los animales fueron tratados con toxina diftérica, un fármaco que destruye selectivamente las células humanas más que las de los animales de experimentación empleados, las células cancerígenas fueron destruidas.



El tratamiento alivia la presión compresiva de la sangre y de los vasos linfáticos dentro del tumor, permitiéndolos abrirse de nuevo. Pese a los beneficios potenciales de las terapias anticompresión, los autores de este trabajo se muestran cautelosos.



Los vasos sanguíneos recién abiertos pueden mejorar la eficacia de la administración de medicamentos, pero también pueden potenciar el acceso a los nutrientes y podrían proporcionar una ruta de escape para las células cancerígenas en expansión.