Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Mejorar la nutrición de la mujer embarazada podría impedir que los hijos tengan propensión a la gordura y reduciría las posibilidades de que se desate una crisis mundial de obesidad, afirma un estudio de la FAO. El informe divulgado por la Organización Mundial de Alimentos y Agricultura (FAO) indica que cuando una mujer embarazada padece de desnutrición, su embrión, que también recibe escasos alimentos, se dedica a acumular grasa y se predispone a pasar hambre en el mundo exterior.

Y cuando ese embrión nace y crece en un medio de comida abundante y escaso ejercicio, que es lo que ocurre en muchos países a medida que avanza el desarrollo económico, su organismo no está tan bien adaptado como el de aquellos embriones que estuvieron bien alimentados durante su desarrollo en el vientre materno.

"Muchos países en desarrollo encaran al presente esta situación, y el impacto sobre su estado de salud podría ser contundente", dijo la FAO en su informe. "El hambre de una época, seguida por la abundancia alimenticia de otra, implica que muchos pasarán del hambre a la obesidad y se harán vulnerables a alguno de los males relacionados con esta... tales como la diabetes o las enfermedades coronarias".

Podrían pasar varias generaciones antes de que se rompa ese ciclo, porque las niñas que han estado desnutridas en el útero materno son más propensas a dar a luz a bebés desnutridos, dijo Hazel Inskip, epidemióloga de la Universidad de Southampton en Gran Bretaña que no estuvo vinculado con el estudio.

El concepto de que algunas enfermedades de los adultos tienen su origen en el desarrollo fetal o infantil fue aplicado por primera vez en 1986 en esa misma universidad británica, y en los últimos años ha sido muy reconocido por la comunidad científica.

Los investigadores han trazado paralelos entre el bajo peso de los recién nacidos y el desarrollo ulterior de enfermedades tales como la obesidad, la hipertensión, la diabetes y las dolencias cardíacas.

La teoría postula que cuando un feto no recibe suficiente alimentación, canaliza sus recursos alimentarios hacia organismos que necesita de momento, como el desarrollo del cerebro, a expensas de otros que necesitará en el futuro, tales como los pulmones.