Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El tacto rectal está infrautilizado como técnica de detección precoz en las revisiones que muchos varones se hacen a partir de cierta edad para descartar la presencia de cáncer de próstata. A pesar de que todas las guías especializadas recomiendan combinar los análisis de PSA con este examen físico, una reciente investigación alerta de que son pocos los médicos que recurren a él.

La principal implicación para los pacientes es que, a la larga, algunos tumores no sean detectados a tiempo.

El de próstata es el tipo de tumor más frecuente en varones y uno de los que más preocupa a partir de cierta edad. Además, los especialistas han apreciado un cierto incremento del número de casos y, lo que es más preocupante, de los casos que se detectan después de la prueba de PSA.

Este análisis de sangre (cuyas siglas responden al término de 'antígeno prostático específico') se emplea como marcador para indicar si la próstata está inflamada y la posibilidad de que exista un tumor en la glándula.

En esta ocasión, científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Albany (en Nueva York), revisaron los casos de 588 varones a quienes se les había realizado la prueba del antígeno específico (PSA) en el año 1998 y se estudió su historial clínico y las pruebas a las que habían sido sometidos.

Más de la mitad de ellos tenían entre 50 y 74 años, el grupo de edad considerado más propenso a desarrollar un tumor prostático.

Entre el momento en que se llevó a cabo el test del PSA y el posterior tacto rectal, los investigadores dejaron transcurrir un intervalo de seis meses, ya que muchos especialistas no suelen llevar a cabo ambas pruebas en la misma visita, y por considerar además que ése es tiempo suficiente para que el médico ordenase el pertienente examen físico.

Pese a ello, las conclusiones, publicadas en 'Archives of Internal Medicine', demostraron que el tacto rectal no se llevó a cabo en el 53% de los casos. Además, entre aquellos con un PSA normal, la prueba se omitió en el 58% de los casos.

Esta diferencia es especialmente reseñada por los autores: entre aquellos varones con los niveles de antígeno prostático específico altos, es más probable que las pruebas en busca de un tumor prosigan.

Por el contrario, si un varón tiene ese marcador dentro de los niveles 'normales' y los especialistas no le hacen un tacto rectal, es posible que, de existir algún nódulo, pase inadvertido.

Otro aspecto que no pasa desapercibido en las investigaciones es la diferencia de género. Así, las mujeres fueron quienes mejor cumplieron con la obligación de llevar a cabo este análisis físico, mientras que los menores porcentajes de tacto rectal fueron los registrados por los médicos varones.

Entre las causas que apuntan los autores del trabajo para justificar la omisión del tacto son la falta de información respecto a la adecuación de combinarlo con el test del PSA, la percepción de que el test es superior en sensibilidad y especificidad al examen físico o bien la creencia de que el tacto rectal no añadirá ninguna información a los análisis de sangre.

"Es más rápido y fácil hacer un análisis de sangre que un tacto rectal", añaden.

A pesar de esta ennumeración de ideas, admiten que sólo pueden especular sobre los verdaderos motivos de cada médico en particular. Insisten además en las importantes implicaciones que esta 'omisión' puede tener para la salud de los pacientes: los tumores que pueden tocarse mediante el tacto, sin que los niveles de PSA sean elevados, suelen ser más pequeños y están todavía localizados en la glándula.