Un dispositivo creado por investigadores israelíes para controlar la alta presión sanguínea contribuirá a reforzar la acción de los medicamentos específicos para combatir la hipertensión, una de las primeras causas de muerte en el mundo. El dispositivo, patentado por Israel y Estados Unidos con el nombre de "Resperate", permite reducir la hipertensión -cuando ésta es moderada- por medio de una respiración más lenta que la habitual, la que el paciente puede controlar por medio de ese aparato. El instrumento, creado por el biofísico Benny Gavish, se compone de una banda elástica con un sensor para medir la respiración y un audífono que transmite a quien lo emplea sonidos que le indican su ritmo, declaró a la prensa local el profesor Ehud Grosman, jefe del departamento de Medicina Interna y de la unidad de hipertensión del Centro Médico Sheba, de Tel Hashomer, en la zona de Tel Aviv. El sonido que guía al paciente es una nota que se eleva o desciende segundos antes de inhalar y de exhalar el aire que respiramos; el dispositivo lo hace a un ritmo más lento del habitual, y de este modo, al "avisarle", puede cambiar el suyo. Lo ideal es respirar sólo seis veces por minuto y prolongar el tiempo de la exhalación del aire, en tanto que lo habitual es respirar entre ocho y catorce veces por minuto. La banda elástica colocada alrededor del vientre mide el ritmo por medio del sensor, que detecta su expansión y la contracción al respirar, y obra como una especie de "vigilante" para el paciente. La eficacia del "Resperate" fue estudiada en diversas pruebas clínicas; la primera de ellas entre 33 pacientes israelíes. El profesor Grosman lo distribuyó sin dar mayores explicaciones entre parte de ellos; a los demás les entregó un walkman con música suave como placebo. Los participantes en la prueba no sabían cómo funcionaba el dispositivo y tampoco les dijo que tenían que ajustar el ritmo de su respiración a los sonidos que escucharan. El médico se limitó a indicarles que se trataba de un estudio sobre la posibilidad de reducir la presión sanguínea por medio de sonidos musicales. El experimento se hizo cuatro y cinco veces por semana, cada vez durante diez minutos, en dos meses. A un 60% de los participantes que se les entregó el "Resperate" y respiraron al ritmo que les marcaba, les bajó la presión sanguínea, no así a los que les dio el walkman. Según Grosman, respirar lenta y profundamente intensifica la sensibilidad del mecanismo que supervisa la presión sanguínea en el organismo, aumenta el cambio de los latidos cardíacos según la actividad que haga el paciente, y mejora el flujo por los vasos sanguíneos y también el retorno de la sangre venosa al corazón. |