Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los partos complicados pueden verse facilitados si la mujer pasa la primera fase del mismo bajo el agua. En comparación con las embarazadas que se sometieron a una dilatación artificial, las que se sumergieron en el agua se sintieron más cómodas y un número menor de ellas requirió de una inyección epidural.



Esta nueva investigación, publicada en el 'British Medical Journal', resalta los beneficios que el agua templada puede tener sobre el recién nacido sin que sea necesario que éste nazca dentro de ella, con lo que se evitaría la posibilidad de que el bebé se ahogue, así como otros riesgos que pueden surgir en estos partos.



"Hasta el momento se pensaba que como todas estas mujeres tendrían un parto anormal, necesitarían someterse a una dilatación artificial de forma inevitable, el proceso se alargaría y se requeriría de asistencia en la segunda fase del nacimiento", explican los investigadores de la Universidad de Southampton.



El nacimiento no se alargó más. "Creíamos que las mujeres primerizas se estresarían mucho, lo que causaría cambios hormonales que ralentizarían el proceso", apuntan los autores, sin embargo el efecto fue el opuesto, ya que se logró relajar a las mujeres e incluso disminuir el dolor.



Según destaca el estudio, "casi un 30% de las mujeres en el grupo del agua (compuesto por 49 sujetos) no requirió dilatación artificial y un 20% no necesitó ningún tipo de intervención durante el parto". Unas cifras que difieren considerablemente de las obtenidas por el otro grupo, formado por 50 mujeres. De éstas, más de 35 participantes necesitaron una inyección epidural, en comparación con las menos de 25 del otro grupo.



En este sentido, los expertos subrayan que el agua disminuye la necesidad de medicamentos que atraviesan la placenta y que puedan adormilar al recién nacido y dificultar el amamantamiento.



"Nuestros resultados -concluyen los autores- sugieren que retrasar la dilatación aportando una ambiente de apoyo, como la inmersión en el agua, es aceptable en mujeres con partos anormales y puede reducir la necesidad de analgesia epidural sin incrementar la longitud del proceso o las intervenciones en el parto".