Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Un equipo del Scripps Research Institute (Estados Unidos) describe por primera vez en "Science" la estructura de una proteína del virus de la llamada "gripe española" que en 1918 mató a millones de personas en todo el mundo. Su trabajo revela algunos interesantes secretos de aquel virus, que provocó la epidemia de gripe más mortal que se recuerda, con tasas de mortalidad del 70% en algunas poblaciones. En busca de lo que causó aquella devastadora pandemia, los científicos se han centrado en una proteína llamada hemaglutinina, una proteína de superficie del virus de la gripe de 1918 que constituye la primera estructura que se describe. Biopsias realizadas a soldados muertos a causa de la enfermedad durante la Primera Guerra Mundial han permitido conservar muestras del virus. Hace pocos años se pudo reconstruir la secuencia del gen que codifica la hemaglutinina, cuyos detalles ayudan a responder a algunas preguntas. La proteína es abundante en la superficie del virus y es el receptor responsable de que el virus infecta las células del organismo huésped. La hemoglutinina se une a los receptores de las células epiteliales pulmonares que contienen ácido siálico, el cual permite al virus penetrar en dichas células e infectarlas. Los autores explican que la proteína es también el principal determinante antigénico del virus, es decir, la pieza que desencadena la respuesta inmunológica del organismo. Por otro lado, los investigadores se preguntaban si el virus de la gripe española comenzó a afectar a seres humanos transmitida por cerdos y otros mamíferos, los cuales la contrajeron a partir de aves, o si la fuente directa fueron las propias aves. La comparación de la estructura de la hemaglutinina de aquella cepa del virus con otra de virus aviares y porcinos parecen indicar que aquel agente infeccioso devastador parece más bien un virus aviar con algunas características humanas. Todo ello ofrece pistas de por qué la epidemia fue tan virulenta. La transmisión de aves a seres humanos es un raro fenómeno y por eso mismo tenía el potencial de ser más mortal. Debido a que las proteínas de superficie del virus de 1918 eran distintas de aquellas que se encuentran en otros virus de la gripe, el sistema inmunológico humano no las reconocía y no podía, por lo tanto, combatir la infección adecuadamente. Science 2004;10.1126/science.1093373 |