Catorce millones de personas mueren cada año en el mundo por la falta de acceso a tratamientos para enfermedades infecciosas o parasitarias, según informa la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) en el marco de su 'Campaña para el acceso a los medicamentos esenciales'. Algunas enfermedades, como el paludismo, la enfermedad del sueño, la leishmaniasis, la enfermedad de Chagas o la tuberculosis se consideran "olvidadas", e incluso "despreciadas" por los laboratorios farmacéuticos, asegura MSF, recordando que en estos casos no existen tratamientos adaptados, o bien estos son demasiado caros para los países en vías de desarrollo o para las personas sin recursos de los países ricos. "La investigación de nuevos medicamentos eficaces para tratarlos a veces se considera poco rentable y ha sido abandonada hace muchos años", añade la ONG, apuntando que "no es tolerable que tantas personas sean abandonadas a su suerte y no tengan acceso a medicamentos que podrían curarles". "No puede despreciarse la vida humana hasta ese punto", señala. En el marco de esta campaña, lanzada hace tres años, Médicos Sin Fronteras advierte de que favorecer la reducción de precios o reanudar la producción de medicinas 'abandonadas' no es suficiente, y que los laboratorios farmacéuticos deben "relanzar la investigación y el desarrollo de nuevas moléculas" que vengan a suplir las carencias de los medicamentos existentes. En este sentido, MSF recuerda que actualmente apenas un 10 por ciento de la investigación farmacéutica se dedica a las enfermedades que provocan el 90 por ciento de la morbilidad mundial. La situación es tan grave que la propia ONG lanzó en 2003 su propio instituto de investigación, en cooperación con el Instituto Pasteur, la Fundación Oswaldo Cruz (Brasil), el Instituto de Investigación Médica de Kenia, el Ministerio malayo de Sanidad y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según el director de la Iniciativa para Tratamientos contra Enfermedades Olvidadas (DNDi), Yves Champey, los pacientes de los países en vías de desarrollo se están viendo forzados a "recurrir a tratamientos de eficacia decreciente y significativos efectos secundarios". |