Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La Comisión de Servicios Legales (LSC) que representa a los más de 2.000 veteranos británicos presuntamente afectados por el llamado síndrome de la Guerra del Golfo retirará este mes su demanda ante los tribunales, después de que sus abogados hayan concluido que el caso no tiene posibilidades de éxito por falta de pruebas científicas.



La Comisión ha gastado 4 millones de libras esterlinas (5,8 millones de euros) en un caso que dura ya ocho años, y llevar la demanda al Tribunal Supremo podría costar otros 4 millones de libras.



Muchos de los 55.000 soldados británicos que combatieron en Irak en 1991 sufren síntomas diversos como debilidad muscular, problemas neurológicos, dolores de cabeza, depresión, fatiga, pérdida de memoria y dificultad de concentración, dificultades para dormir, erupciones cutáneas y problemas de respiración.



Los expertos reconocen la existencia de un "efecto sobre la salud" con motivo de la Guerra del Golfo, pero no hay pruebas que apunten a que los problemas que sufren los veteranos estén causados por algo concreto que sucediera durante el conflicto.



De este modo, para que la demanda contra el Ministerio de Defensa prospere, los veteranos tienen que presentar pruebas científicas no sólo de que sus problemas de salud están causados por su participación en la guerra, sino también de que el Departamento pecó de negligencia.



Durante los últimos 10 años, el caso ha sido investigado por un equipo de científicos supervisado por los abogados de los soldados y financiada por la LSC, pero estos no han logrado establecer una causa específica para todo el abanico de problemas que sufren los veteranos.