Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

A los cientos de mercados de aves vivas de Hong Kong, las granjas de Vietnam y las plantas procesadoras de alimentos de China ha llegado la orden de extremar la vigilancia sobre la salud de los pollos. Si se observan síntomas sospechosos o mortalidad elevada, la consigna es el sacrificio masivo de los animales. No cabe otra posibilidad para atajar la expansión de la gripe aviar, que afecta a diez países asiáticos y ha matado a siete personas en Vietnam y Tailandia, dado que no se dispone de una vacuna contra el subtipo H5N1 del virus, informa el diario ABC en su edición del domingo, 1 de febrero.



En el cuartel general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Ginebra, las noticias procedentes del sureste asiático han disparado todas las alarmas. Sin compás de espera, sus responsables han comenzado a coordinar todos los esfuerzos internacionales para diseñar y producir a escala masiva una vacuna que frene esta epidemia de gripe del pollo. El tiempo corre en contra porque, cada segundo, aumentan las posibilidades de que el subtipo aviar H5N1 infecte a personas que estén incubando la gripe humana. Y si ocurre pueden transformarse en «fábricas biológicas» de una cepa radicalmente nueva, capaz de transmitirse con facilidad de persona a persona y sin que el sistema inmune esté preparado para reconocer el ataque. Entonces, los efectos serían mucho más letales y extensos que los causados por el síndrome respiratorio agudo y severo (SARS), que mató a 800 personas.



«Estamos cada vez más inquietos al ver que las infecciones por el subtipo H5N1 se extienden a las aves de corral de más países», asegura Bod Dietz, portavoz de la OMS. «Aunque no hay pruebas de transmisión entre personas, en la próxima fase de evolución del virus puede suceder. Es imposible prever cuándo, pero aumentan las oportunidades para que el virus se propague en la población humana», reconoce Dietz.



El virólogo Klaus Stöhr, máximo responsable del control de la gripe en la OMS, reconoce que la vacunación masiva de los pollos y del personal vulnerable de la industria avícola asiática puede demorarse hasta seis meses por causas dispares. El primer escollo es que no pueden utilizarse los métodos tradicionales para la fabricación de vacunas antigripales. Para seleccionar el preparado idóneo, los científicos hacen crecer los virus utilizados posteriormente para las vacunas en huevos de gallina. Ahora no es posible porque el subtipo H5N1 aniquila con facilidad los embriones de pollo. La OMS confía en sortear esta traba con una técnica creada por Peter Palese, microbiólogo del Hospital Mount Sinai de Nueva York, y desarrollada por el virólogo Robert Webster, del hospital infantil St. Jude de Memphis. Se llama genética inversa y consiste en el ensamblaje de varios genes clonados del virus patógeno en uno inocuo de laboratorio.



Modificación genética del virus



El pasado año, cuando este mismo subtipo de gripe aviar provocó la muerte de una persona en Hong Kong, el hospital St Jude aplicó la técnica de genética inversa y logró una vacuna que contenía los dos genes claves de la envoltura del virus y seis de una cepa inofensiva. El preparado demostró capacidad para estimular el sistema inmune e indujo la producción de anticuerpos específicos contra ese subtipo. Con esta técnica, el virus puede ser modificado genéticamente, de forma que deja de ser mortal para los embriones de pollo. Sin embargo, la cepa circulante ahora en Asia es diferente y resulta imprescindible una nueva vacuna. Para mayor dificultad, esta técnica clave para su diseño y fabricación masiva a escala comercial está protegida por una patente, en manos de la empresa MedImmune desde 2002. El pasado año, esa compañía estadounidense alcanzó un acuerdo con la OMS para ceder su uso en caso de riesgo de pandemia. Los portavoces de la empresa se han comprometido a ofrecer condiciones favorables para su aplicación en países en desarrollo, pero los detalles del acuerdo están pendientes de negociación.



En laboratorios de alta seguridad



Mientras en los despachos se avanza en la resolución de ese problema legal, tres laboratorios están ya aplicando, por encargo urgente de la OMS, la nueva técnica con el fin de lograr un prototipo de vacuna a partir de muestras procedentes de Vietnam. Esos laboratorios están adscritos al Centro para el Control de Enfermedades de EE.UU., el hospital St. Jude y el Instituto Nacional de Estándares Biológicos, en Gran Bretaña. A este último centro europeo, el virus llegó protegido en un contenedor de alta seguridad con temperaturas muy bajas para mantenerlo vivo. En el interior de una instalación de máxima seguridad biológica (nivel P-4), los científicos trabajan ya con el material genético del virus.



En el mejor escenario posible, podría haber una vacuna candidata en cuatro semanas. Entonces, la OMS comenzará ensayos clínicos para evaluar su eficacia y seguridad. Es un proceso que consumirá cuatro meses, pero sin garantías de éxito. En un editorial, la revista médica «The Lancet» advertía que los resultados de esta tecnología son inciertos porque las vacunas producidas por genética inversa nunca se han evaluado en pruebas clínicas. El último trámite sería la autorización. La OMS teme que algunos países asiáticos se negarán a utilizarla porque estaría basada en un organismo genéticamente modificado. Por igual motivo, la Unión Europea podría exigir requisitos muy estrictos de seguridad durante la fabricación de la vacuna, antes de autorizar su aplicación. Una vez superada esa carrera de obstáculos, comenzaría la producción a gran escala de la vacuna, de la que se harían cargo once laboratorios farmacéuticos.



Vigilancia de subtipos peligrosos



Uno de los científicos implicados en el desarrollo de esta vacuna, el doctor Robert Webster, recomienda que a partir de ahora los esfuerzos de vigilancia se centren en un reducido número de subtipos del virus A de la gripe ante la imposibilidad de controlar su extensa gama de reservorios animales. Y añade que desde el punto de vista logístico es imposible preparar vacunas contra todas las cepas que pueden detectarse en animales. En la lista de subtipos potencialmente más peligrosos destacan el H7 y el H5, por su habilidad para adquirir una virulencia extrema en pollos y pavos. Este control es cada vez más necesario porque desde 1997 han aumentado los subtipos que se transmiten directamente de pollos a humanos (ver gráfico), un fenómeno que hace previsible una inevitable e inminente pandemia de gripe. Aunque la gripe del pollo fue descrita hace más de un siglo por científicos italianos, los virólogos pensaban hasta hace poco que sólo resultaría peligrosa si el virus aviar se recombinara con el de la gripe del cerdo.



El pasado año, otro subtipo (H7N7) infectó a trabajadores de la industria avícola holandesa. Provocó sobre todo síntomas leves, como conjuntivitis, pero un veterinario falleció por infección respiratoria. Lo más grave es que se demostró que si salta la barrera de las especies, la gripe aviar puede transmitirse de persona a persona. Por ahora no se vislumbran atisbos de ese preocupante escenario en la actual epidemia que afecta a los pollos de diez países asiáticos. Todos los casos humanos han surgido por contacto con aves infectadas. Si se confirman las sospechas de la OMS, el subtipo H5N1 comenzó a extenderse en abril de 2003, lo que significa que puede estar mucho más extendido, pero también que su capacidad para infectar a personas no sería grande.