Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una forma sintética del veneno de un caracol marino podría mitigar el dolor del cáncer y de las víctimas de sida que no logran alivio con tratamientos a base de morfina u otros analgésicos convencionales, según un estudio. Una investigación clínica ha encontrado pruebas de que el veneno que los caracoles marinos inyectan a sus víctimas para inmovilizarlas podría tener efectos beneficiosos sobre los pacientes que sufren de ciertos problemas cardíacos, apoplejías, desórdenes del sistema nervioso central y otras dolencias.

El estudio más reciente incluyó la sustancia experimental ziconotida, equivalente sintético de una sustancia encontrada en el caracol de nombre científico Conus magus, que vive en aguas marinas poco profundas del trópico. Las inyecciones de esa sustancia produjeron alivio significativo en pacientes cuyos dolores no eran mitigados por la morfina y otras drogas más convencionales. Los efectos secundarios, que incluyen mareos y confusión, fueron comunes, pero pueden reducirse calibrando mejor las dosis, dijo el doctor David Ellis, coautor del estudio y director médico de Elan Pharmaceuticals, fabricantes de ziconotida, que ayudaron a financiar el estudio. 01CÉste es un nuevo tipo de tratamiento prometedor01D, dijo el doctor Jerome Yates, vicepresidente de investigaciones de la Sociedad Oncológica Estadounidense. Yates, que no participó en el estudio, dijo que millares de pacientes de cáncer sufren de dolores intratables y podrían beneficiarse con la nueva sustancia. Elan procura obtener aprobación federal para la droga y uno de los investigadores dijo esperar que la sustancia esté disponible a nivel comercial dentro del presente año.

El estudio, que fue financiado también por la empresa Medtronic, aparece en la edición del miércoles de la revista Journal of the American Medical Association (JAMA)).

La aplicación de los mecanismos de defensa de los animales para beneficiar a pacientes humanos no es nada nuevo. Otro esfuerzo reciente incluye una droga experimental derivada del veneno de serpiente que ha mostrado ser prometedora para el tratamiento de accidentes cerebrovasculares.

El tratamiento con veneno del caracol involucró a 111 pacientes entre veinticuatro y ochenta y cinco años en Estados Unidos, Australia y Holanda. Todos fueron tratados mediante una pequeña bomba operada por batería, implantada en el abdomen y unida a un catéter que suministraba el medicamento, o un placebo, de forma continua en el líquido que rodea la médula espinal. El tratamiento duró unos diez días. Al cabo de ese tiempo, un 53% del grupo al que se inyectó la ziconotida respondió en un cuestionario que el alivio del dolor fue entre moderado y completo. Sólo un 18% de los que recibieron el líquido inocuo dijeron haber obtenido un alivio similar. En 22 de los pacientes que recibieron ziconotida y cuatro de los que recibieron el placebo se registraron efectos secundarios de carácter gra