Cuba alcanza en el 2003 una tasa de mortalidad infantil de 6,3 por mil nacidos vivos, indicador internacional que mide el estado de salud de la población y en especial el desarrollo de la atención materno-infantil. Ello nos coloca como el paÃs de América Latina con más baja tasa. Estados Unidos registra 7, de acuerdo con el Estado Mundial de la Infancia 2004, que publica el UNICEF. Durante los últimos cinco años el comportamiento en nuestro paÃs es el siguiente: en 1999, 6,4; 2000, 7,2; 2001, 6,2; 2002, 6,5; 2003, 6,3. La medición de la tasa de mortalidad infantil incluye todas las defunciones en menores de un año que ocurren en la población de nacidos vivos en un periodo de 12 meses. Sabido es que esta tasa puede ser afectada por múltiples factores sociales, económicos y cientÃficos. Por ello las tasas máximas y mÃnimas permiten dar una idea de las diferencias que existen entre distintos paÃses e incluso en áreas geográficas de un mismo paÃs. AsÃ, mientras los paÃses industrializados muestran como promedio una tasa de cinco fallecidos por mil nacidos vivos, los denominados en desarrollo sobrepasan los 60, y los "menos adelantados" están por encima de 100, incluso con elevadas diferencias en cada uno de los territorios, atendiendo a las zonas donde habitan los ciudadanos ricos y los pobres de cada una de las naciones, sin que de estas hirientes realidades estén excluidas las altamente desarrolladas. En los paÃses en desarrollo, las enfermedades trasmisibles 014mayoritariamente prevenibles por vacunas, o curables incluso con atención médica014 representan siete de las diez causas principales de mortalidad en la niñez y son las responsables de aproximadamente un 60% de todas las defunciones infantiles. En Cuba la mortalidad en el menor de un año ocurre como consecuencia de las afecciones perinatales (las que se presentan en los primeros dÃas de vida); las anomalÃas congénitas, fundamentalmente las cardiovasculares; la influenza y neumonÃa; la sepsis; y los accidentes, sobre todo en el hogar. Como una muestra palpable de la equidad social que prevalece en el paÃs, las diferencias de tasa en nuestros territorios son mÃnimas. Provincias incluso que están por debajo de la tasa nacional, como Las Tunas (4,2), Habana (5,0), Matanzas (5,0), Granma (5,1), Ciego de Ávila (5,3), Sancti SpÃritus (5,5), Villa Clara (5,9) y Pinar del RÃo (6,0), no se encuentran muy alejadas de Guantánamo (8,6) que registra la mayor tasa. Ello se hace posible por los armónicos desarrollos del sistema nacional de salud 014caracterizado por su universalidad, gratuidad, accesibilidad tanto en el campo como en la ciudad014, los desvelos de médicos de familia, ginecobstetras, pediatras, enfermeras, y también por los esfuerzos conjuntos de los distintos sectores y organizaciones que integran nuestra sociedad, sustentados en una indeclinable voluntad polÃtica a favor del bienestar y la salud de toda la población. Estos inobjetables logros de la salud materno-infantil dan fe asimismo de la obra creadora de la Revolución en educación, en la protección social y laboral de cada gestante, que dispone de sólidos y bien instrumentados programas de atención desde antes del embarazo, y para la detección de malformaciones congénitas, atención especializada cuando concurren riesgos por enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial o diabetes u otras; por la existencia de hogares maternos y hospitales bien equipados y atendidos por personal altamente especializado que permiten el parto institucional a todas las embarazadas y esmerados y calificados cuidados perinatales, no obstante la continua guerra económica a que se ve sometido nuestro paÃs hace más de cuatro décadas por el bloqueo de los Estados Unidos. Son también los desvelos por cada niño, que durante su primer año de vida recibe como promedio 25 controles médicos y son inmunizados de forma progresiva contra 13 enfermedades. Durante el año que acaba de finalizar ocurrieron en Cuba 136 772 nacimientos, según datos preliminares, 4 243 menos que en el 2002. El logro de la baja tasa de mortalidad infantil alcanzada no puede medirse ni valorarse como una simple y frÃa expresión numérica, sino ciertamente por lo que representa: regocijo y felicidad de familias cubanas. Mortalidad infantil. Cuba 1960-2003 |