La táctica de ofrecer más comida por menos dinero puede ser rentable para la industria alimentaria y atractiva para los consumidores, pero los que sucumben a ella corren más riesgos de ser obesos, según diversos estudios. Organizaciones defensoras de los derechos de los consumidores alertan en Estados Unidos que, si bien esas ofertas buscan "optimizar" la compra de porciones más grandes por un módico aumento de precio, inducen a una mayor ingesta de grasas y calorías. Entre los organismos que se han rebelado contra estas propuestas está el Centro para la ciencia en beneficio del interés público (CSPI por sus siglas en inglés). El CSPI ha presentado una campaña para advertir a los consumidores que no siempre más es mejor y apuntar que esta política de ventas es sólo beneficiosa para los negocios de alimentación. Según el CSPI, los restaurantes y la industria alimentaria de Estados Unidos han descubierto que pueden atraer más consumidores y aumentar sus ganancias con un incremento mínimo de precio sobre las porciones más grandes. En su informe sobre "Los costos ocultos del supertamaño", ese organismo señala que las cadenas de comida rápida alientan a los consumidores a "añadir valor" a su hamburguesa con una gaseosa o una bolsa de patatas fritas por unos centavos más. En una tabla comparativa entre productos muy consumidos por los estadounidenses, el CSPI demuestra que, en las salas de cine, la diferencia de precio entre una bolsa de palomitas de maíz pequeña y una grande es de 71 centavos, lo que representa 500 calorías adicionales o un aumento del 125% en calorías. Por otra parte, la Unión de Consumidores expone en su publicación mensual Consumer Report que "las porciones excesivas se han vuelto lo normal en la industria alimentaria de Estados Unidos, distorsionando nuestro sentido de lo que es la porción correcta". Un caso de especial atención es el de las bebidas gaseosas, cuyo consumo en Estados Unidos duplica actualmente al de la leche, subraya la publicación en su edición de enero. En algunas cadenas de comida rápida, por ejemplo, la diferencia de precio entre la Coca Cola pequeña y la mediana es de apenas 16 centavos, pero esa oferta representa una ingesta de 60 calorías adicionales. Según la investigación de CSPI, las porciones de alimentos en Estados Unidos han ido aumentando con el tiempo, y, como ejemplo, recuerda que en los años cincuenta una botella de Coca Cola de tamaño familiar era de 26 onzas (0,75 litros), mientras que ahora la de tamaño individual es de 20 onzas (0,5 litros). Ante las críticas, algunas compañías, como McDonald's, Pizza Hut y Taco Bell, han agregado a sus menús opciones más saludables, como ensaladas sándwichs de pollo a la plancha. Consumer Report afirma que, "obviamente, ningún estadounidense está obligado a comer en exceso, pero la atracción por la comida barata es algo difícil de resistir". Explica que parte del problema está en que muchas granjas del país están produciendo un exceso de alimentos que hacen engordar y que son utilizados para fabricar comidas procesadas y con alto contenido en grasas y calorías, como el maíz, el arroz, el azúcar y el trigo. Los especialistas indican que las subvenciones agrícolas del gobierno federal estimulan el cultivo del azúcar y otros carbohidratos refinados que son justamente los alimentos que tenemos que consumir menos para mantener un peso saludable. Según estadísticas del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, el 65% de los adultos estadounidenses son obesos o sufren de sobrepeso, lo que supone un aumento considerable respecto al 47% registrado hace 25 años. Esas mismas estadísticas muestran que el sobrepeso y la obesidad son mayores entre las minorías, principalmente entre los hispanos y afroamericanos, así como en las familias de bajos ingresos económicos. Y cuantos más kilos en exceso, más altos son los costes médicos, ya que la obesidad está relacionada con enfermedades del corazón y la diabetes, sin contar los costos psicológicos asociados con la pérdida de la autoestima. |