La carrera de fondo contra las enfermedades cardiovasculares se inicia en la veintena. Un nuevo estudio acaba de confirmar que estar en forma durante la juventud protege el corazón cuando se alcanza la edad media. Mercedes R. Carnethon, de la Universidad Northwestern (Chicago, EEUU), y su equipo han llegado a esta conclusión tras realizar una investigación en la que han participado 4.487 hombres y mujeres de entre 18 y 30 años. Al inicio del estudio 014publicado en el último número de la revista 'JAMA'014 y con el fin de medir la función cardiorrespiratoria, todos los voluntarios realizaron una prueba de ejercicio en un tapiz rodante (entre dos y 12 minutos de duración en los que progresivamente se fue elevando la dificultad del test, aumentando la velocidad o la inclinación de la rampa). Según la cantidad de tiempo que resistieron realizando ejercicio, los voluntarios fueron clasificados en tres grupos: estado de forma bajo, modero o elevado. VALORES. Todos los sujetos recibieron un seguimiento de 15 años, pero la prueba de ejercicio se repitió a los siete en 2.473 de ellos para comprobar si se producÃan cambios en el estado fÃsico y la influencia de los mismos. Además, los autores realizaron otros chequeos paralelos, como medir el Ãndice de masa corporal, los niveles de glucosa, la tensión arterial y un estudio lipÃdico completo. Entre los datos del trabajo destaca el hecho de que aquéllos que tenÃan una función cardiorrespiratoria baja tenÃan entre tres y seis veces más de riesgo de desarrollar diabetes y sÃndrome metabólico (término que hace referencia a unaserie de condiciones entre las que se incluye el exceso de grasa abdominal, niveles bajos de colesterol bueno (HDL) y cantidad de triglicéridos, entre otros) en la edad media en comparación con los que puntuaron más alto en la prueba de ejercicio. Pero esta cifra es más elevada (el doble de riesgo) si las personas con poca forma fÃsica además tienen un problema de sobrepeso. En palabras de la propia directora del trabajo: «Lo nuevo que aporta este análisis es que, mientras que en estudios previos se ha sugerido una asociación entre la actividad fÃsica y la morbilidad de la patologÃa cardiovascular, éste es el primer estudio que mide de forma objetiva, mediante el uso de la prueba del tapiz rodante, esta relación». Por el contrario, la relación entre tener una baja función cardiorrespiratoria y la hipercolesterolemia (colesterol elevado) fue modesta. «Este hecho puede deberse a que influyen más otros factores como los genéticos o la dieta», se aclara en el estudio. Una de las conclusiones relevantes de la investigación es el papel que desempeña el sobrepeso. De hecho, y mientras que el 63% de los voluntarios con obesidad puntuaron bajo en la prueba de ejercicio, sólo el 13% de los que tenÃan un peso normal engrosaron esta categorÃa. Es más, «estar en forma entre aquéllos que empiezan a ser obesos a edades muy tempranas (infancia y adolescencia) no protege contra las probabilidades de desarrollar diabetes o sÃndrome metabólico cuando cumplan los 50», explican los autores. En cuanto a la posibilidad de modificar el riesgo de enfermedad cardiovascular mejorando la condición fÃsica, en el estudio se establece (con los datos aportados por los 2.473 voluntarios que repitieron la prueba de ejercicio) que las probabilidades de desarrollar diabetes o sÃndrome metábolico se reducen cuando la función cardiorrespiratoria mejora, pero no se logran modificar otros valores como el de la hipertensión o la hipercolesterolemia. «Teniendo en cuenta la epidemia de obesidad y los datos que revelan un declive en la práctica de actividad fÃsica diaria entre la población, la mejora en la función cardiorrespiratoria en hombres y mujeres jóvenes y el desarrollo de medidas públicas destinadas a animar a la población a realizar ejercicio deberÃan ser una de las prioridades de las polÃticas sanitarias», se añade en el comentario del estudio. |