Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Varias semanas después de un embarazo hay mujeres que muestran signos de hipertensión arterial, lo que supone un deterioro de la circulación sanguínea en las arterias y elevados niveles en sangre de dimetilarginina asimétrica (ADMA). Así lo indican los resultados de un estudio de especialistas del King's College Hospital, de Londres. Tales resultados podrían facilitar una nueva prueba más precisa para predicción y tratamiento de la preeclampsia.



El estudio incluyó a 86 mujeres embarazadas a las cuales se les practicó una prueba ultrasónica, durante su segundo trimestre de gestación, para averiguar si presentaban una circulación sanguínea uterina normal. Un 50% de ellas tenían problemas de circulación uterina, lo que significaba riesgo de preeclampsia u otras complicaciones.



Según publica "The Lancet", ninguna de las 43 mujeres con flujo normal desarrollaron preeclampsia, en el tercer trimestre. De las otras 43, con circulación anormal, 10 sufrieron preeclampsia; 14, dieron a luz niños con bajo peso; y 19 tuvieron un embarazo normal.



La prueba, en el segundo trimestre del embarazo, mostró que las mujeres con circulación sanguínea uterina anormal tenían también elevados niveles de ADMA en sangre, lo que empeoraba la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos. En realidad, la ADMA inhibe los efectos del óxido nítrico, que a su vez ayuda a la relajación de los vasos y al control de la presión arterial.



Por otra parte, las pruebas de ultrasonido en el segundo trimestre mostraron que las mujeres que desarrollarían preeclampsia tenían una mayor limitación de la circulación sanguínea en sus brazos. Parece, pues, que esta disfunción de los vasos sanguíneos sucede antes de que se diagnostique la preeclampsia.



Estos resultados indican que podría realizarse un pronóstico de preeclampsia más preciso a través del estudio de la circulación sanguínea de los brazos, además de la del útero.



Lancet 2003;361:1511-1517