Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El presidente de la Organización del Genoma Humano (HUGO por sus siglas en inglés), el japonés Toshiyuki Sakaki, afirmó en México que las presuntas clonaciones humanas son "pura fantasía", imposibles de lograr en la actualidad. Sakaki, quien presidió la VIII Reunión Internacional del Genoma Humano que se celebró en el balneario de Cancún, puntualizó que apenas hace unas semanas se completó el mapa del genoma humano y ahora se espera descubrir el uno por ciento de las diferencias que existen entre cada persona. "Con esas diferencias se puede entender más al género humano", expresó el profesor de la Universidad de Tokyo, investigador del Instituto de Ciencias Médicas en el Centro del Genoma Humano y director del proyecto del centro de Ciencias Genómicas de Riken. El especialista reiteró que las clonaciones humanas que se han anunciado como realizadas no son ciertas y explicó que para lograr esto se necesita "más tecnología y elementos", por lo que por "ahora sólo es imaginación pura". Sakaki dijo que en esta reunión de Cancún, la primera que se celebra en México y que congrega a más de 500 científicos y estudiosos del genoma humano del mundo, se dará paso a la investigación de lo que se llama "la última fase de HUGO". Explicó que debido a que ya se sabe que cada uno de los seres humanos tienen en su código genético el uno por ciento diferente, a partir de ahora se tratará de descubrir esas diferencias. Sobre el buen o mal uso que se pueda dar a los avances en la genética humana, el científico japonés confió en que "se tiene una buena sabiduría para controlar toda esa tecnología, pero siempre existen dos lados, por lo que debe manejarse como deberá ser". Advirtió que, no obstante, se debe avanzar en la parte legal, debido a que la tecnología va muy rápido y "es muy importante adaptar toda la parte legal y social a fin de que vaya a la par con la tecnología y los avances científicos". El presidente de HUGO señaló que el problema de la neumonía atípica o síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) no forma parte de una guerra bacteriológica, sino que es algo natural y proviene de los animales.