Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Dentro de poco tiempo, las mujeres que padecen cáncer de mama dispondrán de una nueva prueba genética que les permitirá tomar una de las decisiones más importantes: si se someten o no al rigor de la quimioterapia.

Actualmente los médicos predicen las posibilidades de una recaída de una manera bastante similar a la utilizada durante casi un siglo: analizando la edad de la paciente, el tamaño del tumor, y la agresividad de la enfermedad. Si las posibilidades de una recaída son consideradas muy bajas de acuerdo con la prueba genética, las mujeres pueden optar por no someterse al costoso tratamiento de quimioterapia, que les provoca vómitos y pérdida del cabello. Pero si las probabilidades de que el cáncer regrese son elevadas, las pacientes pueden considerar la quimioterapia como una diferencia entre la vida y la muerte.

"Para las del grupo más riesgoso, facilita la decisión", dijo la doctora Melody Cobleigh, una investigadora de cáncer de mamas en el Centro Médico Rush-Presbyterian-St. Luke de Chicago. "Las mujeres del grupo de menor riesgo, aún se angustian ante la decisión", indicó.

La investigación biotecnológica fue expuesta el jueves en una conferencia sobre cáncer de mama realizada en San Antonio, estado de Texas. El presidente de la empresa, Randy Scott, dijo que planeaban presentar la prueba para nuevos pacientes de cáncer en los primeros meses del 2004.

Se han desarrollado otras pruebas genéticas para predecir las posibilidades de una recaída, pero ésta es la primera que supera el campo experimental y llega al mercado. El examen genético fue desarrollado analizando muestras de tumor de casi 700 mujeres que participaron en un estudio de cáncer en la década del ochenta.

Genomic Health utilizó sus descubrimientos para crear un sistema que indica las posibilidades de recurrencia del cáncer en un período de diez años. El grupo incluyó mujeres entre treinta y setenta años. Todas padecían cáncer de mama que no se había expandido a otras partes del cuerpo, y habían sido tratadas durante cinco años con tamoxifeno, una droga que disminuye o detiene el crecimiento de nuevas células de cáncer.