Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) ha celebrado sus XVII Jornadas de Salud Pública y Administración Sanitaria, que en esta ocasión han llevado como título 018Sociedad del conocimiento y servicios de salud019, un marco en el que se ha puesto de manifiesto el peso cada vez mayor que la tecnología de la comunicación tiene en los sistemas sanitarios y, por extensión, en la salud de los ciudadanos. El problema radica en la propia velocidad a la que se producen las innovaciones, de ahí que ya haya agencias de evaluación tecnológica (se han presentado experiencias en este sentido de Gran Bretaña y Dinamarca) que subrayen la necesidad de detectar las tecnologías emergentes para evaluarlas antes de que se difunda su conocimiento entre los propios profesionales, que al fin y al cabo con sus peticiones son la puerta para que lo nuevo entre en el sistema.



Soledad Márquez, coordinadora del comité organizador de estas jornadas y profesora del área de Salud Pública de la EASP, reconoce que ahora mismo 01Cel riesgo está en la velocidad01D, por lo que cree que 01CSociedades Científicas y Administraciones deben articular mecanismos para que todo esto sea más fácil para el profesional01D. Los primeros pasos ya se están dando desde las agencias de evaluación tecnológica y con medidas como el fomento de las guías prácticas, además de la labor que hacen las sociedades supervisando los artículos que se publican sobre avances para darles importancia o no, pero el problema es que el día a día va demasiado rápido. 01CLa clave está en adelantarse01D, insiste.



Otro riesgo asociado de las tecnologías de la comunicación es la posibilidad de que se abra un 01Cabismo digital01D: 01Cla desigualdad social tiene un impacto negativo sobre la salud, y existe el riesgo de que se incremente la desigualdad entre los países y entre las diferentes clases sociales de un mismo país01D en función de si tienen acceso o no a herramientas como Internet. Eso sí, esto también 01Cpuede suponer nuevas oportunidades01D, ya que ciudadanos y profesionales de países con menos recursos tienen la opción de acceder a la información de primera mano que emana de naciones más desarrolladas.



En general, Soledad Márquez cree que la situación actual 01Ces fundamentalmente buena aunque tenga su parte de riesgos01D, ya que por lo pronto 01Cse está recortando la asimetría informativa entre ciudadanos y profesionales01D. Entre estos últimos 01Ces necesario un cambio de mentalidad01D, lo que en muchos casos resulta difícil porque 01Clos médicos no han sido educados para compartir tanta información con los pacientes01D, por lo que además hace falta una formación continuada para reciclarse. 01CLa realidad es imparable y no queda más remedio que adaptarse01D, un panorama en el que 01Clas Sociedades Científicas deben jugar un papel importante y de referencia01D.



Así las cosas, la actual sociedad del conocimiento 01Csupone sobre todo oportunidades01D, ya que por ejemplo facilita la transferencia informativa dentro del propio sistema, con posibilidades como que profesionales de Primaria y Especializada compartan el mismo historial clínico de un paciente. 01CEl acceso de los médicos al conocimiento ahora es facilísimo, pero hay que tener en cuenta que los ciudadanos también lo tienen más fácil01D, concluye.