INTRODUCCION
La Medicina cienfueguera del pasado contó en todo momento con personalidades cuya conducta ejemplar marcó un hito en la historia de nuestra ciudad. Su prestigio, afanes, dedicación y entrega a la más noble de todas las causas, constituyen elementos a imitar en todo momento por las nuevas generaciones de profesionales de la salud.
La vida y obra del doctor Alfredo Méndez Aguirre constituye un vivo ejemplo de lo que significa la fe, el tesón, la confianza en sí mismo y un amor profundo e infinito por la Medicina, y en especial por la Cirugía. Al estudiar sus métodos de trabajo, y analizar el desarrollo de sus ideas, debemos hacerlo considerando las condiciones concretas del momento histórico en que le tocó vivir y el nivel del desarrollo científico de la época.
El doctor Méndez fue un gran cirujano, pero también fue un ser humano ejemplar, un ciudadano modelo, y que por su brillante y amplia ejecutoria profesional, podemos considerarlo como un benefactor médico de nuestra ciudad.
Sirva este trabajo para rescatar del olvido la vida de un hombre que se entregó en cuerpo y alma a luchar por el bienestar de los demás y que no escatimó recursos ni esfuerzos, para luchar por preservar el don más preciado que el ser humano posee, que es la salud.
Si con la lectura de este trabajo logramos despertar el interés, en los médicos y en todos los trabajadores de la salud de nuestros días, por conocer la historia médica de nuestra ciudad y la vida y obra de sus elementos más representativos, nos sentiremos ampliamente satisfechos pues hemos cumplido con los objetivos propuestos.
Nacimiento y primeros estudios
Nació en Cienfuegos este distinguido hombre de ciencias el día 1 de diciembre de 1870, siendo bautizado el día 23 de febrero de 1871 con los nombres de Eligio Alfredo en la Iglesia Parroquial de la Villa.1, 2, 3
Estudió las primeras letras en la escuela que dirigía el Sr. Luis A. Ramos y la enseñanza superior en el Colegio San Rafael. Después pasó a estudiar la Segunda Enseñanza en el Instituto Provincial de La Habana, donde se graduó de bachiller en el año 1888.1, 2, 3
Estudios universitarios
Estudió la Carrera de Medicina y Cirugía con extraordinario aprovechamiento en la Universidad de La Habana y al terminar estos estudios obtuvo el título de Doctor en ambas disciplinas con la calificación de sobresaliente, según consta en su título, expedido el día 2 de febrero de 1895.1, 2
En este mismo año se traslada a París con el objetivo de perfeccionar sus conocimientos quirúrgicos, especialidad hacia la que se sentía inclinado desde sus años de estudiante en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, y una vez allí, ingresa en el laboratorio del doctor Paul Peirier, que era el jefe de los trabajos anatómicos de la Facultad de Medicina, siendo nombrado preparador en dicho laboratorio, donde estuvo cuatro años. Méndez no desprecia su tiempo, dedicándose totalmente al estudio y también recibe lecciones del profesor Le Beek en el Hospital Saint Joseph y del profesor Pozzi en su afamada clínica de París.1-3
Vida profesional
Méndez regresa a Cienfuegos en 1899 y es nombrado médico municipal en el mes de febrero, renunciando a dicho cargo en 1904 (Figura 1). También es nombrado médico honorario del Hospital Civil en el año 1900 por la Junta de Patronos de dicho centro. Comienza una labor ininterrumpida de elevar la calidad de los servicios, tanto desde el punto de vista de médico honorario, como posteriormente, cuando ocupo la Dirección del Hospital. Corrobora lo anteriormente señalado el hecho de que donara al Hospital un esterilizador de su propiedad y de esta forma se desecha la antigua practica, seguida hasta entonces, de hervir el material quirúrgico en una lata con agua. Este equipo esterilizador fue el primero que tuvo la Provincia de Las Villas, pues solo existía uno igual en la Clínica del Doctor Gabriel Casuso en La Habana.1, 2, 4
Además de su atención a los casos particulares y de sus actividades hospitalarias, el Doctor Méndez no estaba ajeno a los problemas sanitarios de la comunidad y así lo vemos actuar como Secretario de la Comisión de Enfermedades Infecciosas, creada en nuestra ciudad por los doctores Carlos J. Finlay, Juan Guiteras Gener y José A. López Del Valle, con motivo de haberse presentado un brote de Fiebre Amarilla en el año 1907. En dicha Comisión laboraron junto al Doctor Méndez, los doctores José Güell La Hera y Manuel Altuna Frías, ambos destacados médicos que ejercían en la ciudad.1, 2
Una vez yugulado el brote, el Doctor Méndez retorna a sus ocupaciones habituales y en el año 1908 es nombrado Médico Municipal Forense, renunciando al año siguiente, cuando se le ofrece la plaza de Médico de Visita del Hospital Civil.1-3 (Figura 2).
El doctor Alfredo Méndez y el Hospital Civil
El primitivo Hospital fue fundado por suscripción popular el 27 de marzo de 1856 para ingresar y aislar a los enfermos de las epidemias de Viruelas que sufría nuestra ciudad y para atender a los soldados españoles de la Guerra de los Diez Años. En esta primera etapa se le denominó Hospital de Caridad. Era de madera y durante muchos años aquella vetusta casa permaneció indiferente al progreso urbano de la ciudad, pero ya en el año 1906 se construyeron de mampostería algunas aéreas del Hospital, aunque la labor de remodelación no fue terminada como se había proyectado, quedando algunas zonas sin terminar y el piso era todavía de madera. Siendo el doctor Méndez el director en el año 1908, recibe la noticia de la visita del Presidente de la República, los pisos de madera en muchos lugares estaban hundidos y con peligro de caerse, además de existir criaderos de ratas. El Jefe de los Servicios Administrativos le pidió permiso al doctor Méndez para reparar aquellos lugares hundidos y apuntalar algunos pilares podridos, pero este le contestó: "No señor, usted agarre una mandarria y destruya lo bueno y lo malo y ponga un tablón que salve los obstáculos para cuando venga el Señor Presidente vea lo inservible que está y lo arregle", y así fue. A los pocos meses el Hospital Civil contaba con el piso de mosaico totalmente reparado.5
En el año 1908 es nombrado el doctor Méndez Director Interino de este establecimiento benéfico y en 1911 obtuvo el nombramiento de Director en propiedad del mismo, después de un concurso al que concurrieron los doctores José Güell y Oscar Alcalde. Comienza entonces una etapa fecunda en su vida, pues sin abandonar la profesión médico-quirúrgica, el doctor Méndez se consagra enteramente a la gestión administrativa y desde allí despliega una labor profunda, de constante mejoramiento de la institución.1-3 De estos primeros años existe una anécdota del doctor Méndez que refleja sus dotes como administrador atento a cualquier situación que pudiera ser aprovechada para el mejoramiento del Hospital y que el doctor Sánchez Borroto refiere de la siguiente manera: “Al aceptar el doctor Méndez la Dirección del Hospital, le fue posible ir logrando que la atención médica al pueblo fuese de superior calidad hasta lo que hasta entonces había sido. Ya desde sus inicios en el Hospital como médico honorario, el doctor Méndez asistía gratuitamente a sus pacientes quirúrgicos, aspecto que por su importancia social, la ganaron la simpatía y el respeto de toda la ciudad, en premio a su desinterés y a la dedicación siempre presente en su trabajo. La Sala de Cirugía, que tenía bajo su responsabilidad, siempre fue modelo, no solo en Cienfuegos, sino en todo el país, por su higiene, su esterilizador e instrumental, así como por la calidad científica y humana del equipo que él dirigía".2 (Figura 3).
Una de las primeras innovaciones ejecutadas por el Doctor Méndez, fue la creación de una sala, en el año 1912, para los Veteranos de la Guerra de Independencia, iniciativa que mereció la felicitación del Centro de Veteranos de Cienfuegos quienes le otorgaron un Diploma de reconocimiento por esta acción. 2, 6 (Figura 4).
Ya en el año 1913 el pueblo comienza a apreciar la benéfica labor desarrollada en el Hospital de la localidad y en el mes de junio se publica, en un diario local, un trabajo elogiando al doctor Méndez por su encomiable labor. Méndez solicitaba créditos al Gobierno para reconstruir y modernizar el viejo Hospital y ante la demora de estas gestiones, acude a las personas de más solvencia económica de la ciudad en busca de donativos y así es reparada la Sala de Maternidad (Figura 5), y se proyecta la creación de una Sala para Otorrinolaringología y otra para Oftalmología.2
Por primera vez en la ciudad se produce la apertura de una sala para la atención de los niños, constituyendo este hecho una importante innovación ya que hasta entonces, los pacientes pediátricos eran ingresados en las salas generales, junto a los adultos, con lo que enfrentaban mayores riesgos. Hay que aclarar, que en Cienfuegos no existían especialistas en esa rama, sino que los pequeños los asistían los Médicos Generales, con formación pediátrica autodidacta, pero sin preparación oficial.2
Además de estas mejoras, el doctor Méndez traslada la Escuela de Enfermeras para el Hospital, que hasta entonces funcionaba en un local inadecuado en una pequeña casa frente al Hospital. Es importante mencionar que esta Escuela de Enfermeras fue la segunda fundada en nuestro país, con carácter estatal, en marzo de año 1900.2, 7 El doctor Méndez manifestó en todo momento, como Director, y esto nos da una medida de su carácter noble y emprendedor, una gran preocupación por la superación del personal de enfermería y gracias a su gestión numerosas jóvenes de la jurisdicción de Cienfuegos pudieron canalizar su vocación, al no tener que trasladarse a la capital del país o a alguna otra ciudad con el fin de estudiar enfermería.2 También por estos años es nombrado Director de la Escuela Libre de Comadronas que funcionaba en el Hospital.1
Pero el doctor Méndez no se ocupaba solamente de los pacientes que eran ingresados en el Centro Hospitalario, sino que también acude en ayuda de los pacientes externos, tal es así, que proyecta y abre, a mediados del mes de diciembre de 1915, un Dispensario, donde se ofrecían consultas para los pacientes externos.2
Ya para entonces el Hospital cienfueguero era considerado como uno de los mejores de Cuba, hasta el punto de ingresar allí, en calidad de pensionados, personas de buena posición económica. Tal práctica obedeció al prestigio que había ganado la institución, tanto por la calidad de su personal médico y de enfermería, como por las mejoras introducidas en las condiciones del centro.2
El Doctor Méndez solicita en el año 1917, y le es concedido en el mes de julio, un crédito de 50 000 pesos para continuar sus reformas en el Hospital y en la prensa local se anuncia la inauguración de los salones de operaciones con los equipos necesarios y modernos.2, 9, 10
La epidemia de influenza de 1918
El día 8 de octubre de 1918 se informaba en la prensa local la presencia de la enfermedad en Camagüey, existiendo además la posibilidad de que el capitán de un buque surto en el puerto sufriera de la misma, por lo cual se ingresa en el Hospital de la ciudad. En los días subsiguientes también se informa del incremento de los casos de enfermedades respiratorias en Cienfuegos y en otras ciudades del país, al punto que el día 18 del propio mes el doctor Manuel Leal Catalá reporta haber asistido, en ese propio día, a más de 70 personas afectadas de Gripe.11
Las autoridades sanitarias de la localidad decidieron entonces llevar a cabo acciones de higiene colectiva en lugares como escuelas, teatros y numerosos sitios públicos los días 18 y 19 de ese mes, suspendiéndose las clases en las escuelas públicas. Se procedió entonces a ingresar a los pacientes más graves en el Hospital Civil y en las Clínicas particulares pues ya se habían diagnosticados 123 casos. Los pacientes con manifestaciones leves fueron tratados en su domicilio.11
El terror por la enfermedad se generalizó en la ciudad, y el 23 de octubre se publicó el fallecimiento, en el Sanatorio de la Colonia Española, de un caso que pudo haber sido el primer paciente fallecido por Influenza, en Cienfuegos. El progreso de la enfermedad se produjo a partir de la primera semana de noviembre, cuando se reportan 10 fallecidos, en contraste con la última semana de octubre, cuando ocurrieron 4 fallecimientos a causa de la enfermedad. El día 8 de ese mes fallecieron 8 pacientes más, con lo cual se atemorizó, aún más la población.11
Los medios locales fueron cuidadosos al reportar las estadísticas de la epidemia, refiriendo que la mayoría de los fallecidos estaban comprendidos entre los 16 y 40 años, lo cual coincidía con lo reportado en otros sitios del país. Para enfrentar el embate de la epidemia, las autoridades de la ciudad continuaron la desinfección de locales donde se aglomeraban personas y recomendaban una estricta higiene personal, además de lavarse las manos, usar caretas, cambiarse de ropas tras visitar a los enfermos y otras medidas de índole general. El curso de la enfermedad siguió adelante, y el 16 de noviembre se reportan 600 enfermos y 46 fallecidos.11
Fue creada una Comisión de trabajo y el doctor Méndez fue nombrado Presidente de dicha Comisión y Delegado de Beneficencia de la Secretaría de Sanidad en Cienfuegos y en cuyo cargo prestó muy apreciables servicios, mereciendo, por su humanitaria actuación, que el Ayuntamiento de Cienfuegos, al celebrarse las fiestas en conmemoración del Centenario de la Fundación de la ciudad, el 22 de abril de 1919, le otorgase una medalla de oro y un diploma en justo reconocimiento a sus laudables empeños (Figura 6). Al hacer referencia a esta epidemia es justo también reconocer el trabajo realizado por el cuerpo médico de Cienfuegos, que junto al doctor Méndez, no escatimaron recursos, ni esfuerzos, para atender al gran número de enfermos que a diario se presentaban. Algunos de los que más se destacaron fueron los doctores Manuel Leal Catalá, Sotero Ortega Bolaños, Oscar Alcalde Ramos y Manuel Altuna Frías. También mención aparte merece la labor realizada por la enfermera Victoria Brú Sánchez, Superintendente de la Escuela de Enfermeras, quien desde los primeros momentos estuvo estrechamente unida al Doctor Méndez, recabando fondos y atendiendo a los enfermos, sobre todo a los de los sectores más pobres de la población. Con tal ahínco y entrega laboró esta insigne mujer que enfermó y falleció en nuestra ciudad el día 7 de diciembre de 1918. 2, 7, 11
A pesar de todas las medidas adoptadas, la epidemia no menguó y así el 25 de noviembre se reportaban 71 nuevos casos y al cerrar el mes 124 fallecidos. La enfermedad fue particularmente intensa en este mes en contraste con otros sitios del país, en que ya comenzaban a disminuir los casos. Diciembre no fue diferente a los meses anteriores, al punto que las autoridades locales negaron el permiso para la tradicional procesión que los católicos cienfuegueros efectuaban el día 8 de ese mes en honor a la Purísima Concepción, en su carácter de patrona de la ciudad.11
A mediados del mes de diciembre comienzan a disminuir los casos reportados y así, el día 13 de ese mes había 308 pacientes en tratamiento y ya el día 26 eran 115 los afectados. Todas las Instituciones de Salud se vieron obligadas a ampliar sus capacidades para poder atender a tal cúmulo de pacientes, los médicos estaban abrumados por el exceso de trabajo y existen referencias de que el Doctor Rafael O´Bourke falleció a causa de la enfermedad; ya a mediados del mes de enero de 1919, la Influenza dejó de ser noticia en los diarios de la ciudad.11
Una vez vencida la terrible epidemia se reinician las actividades de modernización del Hospital Civil y en la prensa local se anuncia la inauguración de una nueva sala de Ginecología y Obstetricia, y en donde a su vez, quedaría instalada la Escuela Libre de Comadronas; esta sala llevaría el nombre de Victoria Brú Sánchez en recuerdo de la enfermera mártir anteriormente mencionada. Esta sala fue inaugurada el 22 de junio de 1921. En la misma, existía un busto que representa la maternidad y que fue otorgado por la Municipalidad al doctor Méndez. También se menciona la adquisición de un equipo para hacer radiografías y un fluoroscopio, los que en el mes de enero de 1921 se encontraban en proceso de instalación.12
Otras reformas también logradas por las incansables gestiones del Doctor Méndez fueron la instalación de un Laboratorio Clínico, una Sala para realizar las Autopsias y la terminación del departamento Radiológico, lo cual hizo que el Hospital Civil de Cienfuegos se encontrara a la altura de cualquier otro centro hospitalario de la capital. Poseer estos servicios, un hospital público, en esos años, representaba para la ciudad contar con una instalación de avanzada y todo era debido a la constancia y dedicación del Doctor Méndez, por ser este un ciudadano ejemplar y un profesional de elevada ética, que administró en forma honesta los fondos que el estado y algunos ciudadanos pudientes pusieron a su disposición en función de elevar la calidad de los Servicios Médicos en la ciudad.2
El doctor Alfredo Méndez y el Sanatorio de la Colonia Española
En el año de 1905 fue nombrado médico de visita de la Casa de Salud Purísima Concepción, que posteriormente se convertiría, en el año 1908, en el Sanatorio de la Colonia Española; el Doctor Méndez fue nombrado Subdirector del mismo en el año 1911 y Director en 1918.1, 2
Siendo Subdirector del Sanatorio, el doctor Méndez, junto a otros facultativos aplica, por primera vez en nuestra ciudad, el famoso producto 606 (Salvarsán), considerado en aquellos momentos el tratamiento más efectivo para la Sífilis. En el Sanatorio se encontraba entonces ingresado el joven de 22 años, Ignacio Alvarado Fajardo por padecer de una Paraplejia Luética. El día 11 de enero de 1911, a las 8 de la mañana el doctor López Corcelet le administró la mitad del ámpula de Salvarsán en la nalga derecha del enfermo y la otra mitad el doctor Méndez en la nalga izquierda.2, 13
Entre 1913 y 1918, el doctor Méndez continúa su incansable labor, impulsando todas las obras de mejoramiento emprendidas en el Sanatorio, tales como la construcción de la morgue, la adquisición de una ambulancia, se inaugura el Servicio de Urología y ya el 1919 se instala un moderno Laboratorio Clínico y el departamento de Radiología. Ya en 1920 se construyen nuevos pabellones para atender a los enfermos de enfermedades infecciosas.2
El Doctor Méndez no sólo se ocupó del diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades, sino que con una visión más amplia se adelanta a su tiempo, ocupándose de los aspectos profilácticos y de la superación científica del personal que allí laboraba, creándose en mayo de 1922 un Dispensario de Profilaxis Venérea, donde se diagnosticarían y tratarían los pacientes con Enfermedades de Transmisión Sexual. Este funcionaria adjunto al Servicio de Urología y se establece que todos los meses se discutan los casos más relevantes, así como los fallecidos.2, 14
También en ese propio año se le tributa al Doctor Méndez un homenaje inusual, pues se le impone al pabellón número tres, destinado a los Servicios Quirúrgicos, el nombre de Alfredo Méndez, constituyendo este hecho un honor que muy pocas personas han recibido en vida. El acto de imposición del nuevo nombre se efectuó el 25 de julio de 1922. 2, 15
El doctor Méndez fue el primero en nuestra ciudad, y uno de los primeros en Cuba, que utilizó en la práctica quirúrgica los guantes de Chaput, que habían sido traídos por el Doctor Juan Oscar Hernández de los Estados Unidos, tras su estadía en la Clínica de los Hermanos Mayo.5
El doctor Alfredo Méndez. El cirujano ejemplar
El doctor Méndez fue un gran cirujano, no operaba casos, ni patologías, sino a personas, al pie de la cama, desde el preoperatorio, hasta el alta del paciente, Méndez seguía la evolución paso a paso. Debemos tener presente las circunstancias en que desarrolló su actividad profesional, no existían los medios diagnósticos con que hoy contamos, no se habían descubierto los antibióticos y el éxito de una intervención quirúrgica dependía de la habilidad del cirujano, la total asepsia y antisepsia y la atención constante del enfermo. Entre sus triunfos más relevantes se encuentra la extirpación de un quiste gigante del ovario que pesaba más de veinte libras, y que contenía aproximadamente 15 litros de líquido. La resección de este quiste la practicó el doctor Méndez en quince minutos, según se reseña en la prensa local.2, 16
Además, fue el introductor de la Cirugía Mayor en Cienfuegos, pues fue el primero que realizó apendicetomías en 1916, aplicó por primera vez la técnica de la prostatectomia suprapúbica, en la que fue reconocido como un artífice. Acometió operaciones de mama, mastoides y de Cirugía Ginecológica, como la Histerectomía Subtotal u operación de Kelly, de la que también fue el introductor y de constante ejecución en su práctica en Cienfuegos. También realizo numerosas Cesáreas.2
El 14 de febrero de 1914 el doctor Méndez realizó una trepanación de cráneo a Mercedes Bofill, hija de un médico militar español, que resulto todo un éxito. El 5 de febrero de 1916 efectúa la primera gastroduodenostomia de que se tiene noticias en Cienfuegos, y en el año 1922 realiza varias apendicetomías, histerectomías subtotales y suturas del diafragma por heridas toracoabdominales, resecciones intestinales y varias prostatectomias.2, 17, 18
El doctor Méndez fue uno de los más capaces cirujanos del país en su tiempo como lo demuestra el hecho de haber pertenecido a prestigiosas instituciones internacionales de la medicina, tales como el Colegio Americano de Cirujanos (Figura 7), la Sociedad Cubana de Cirugía y de otras Sociedades a las que pertenecían profesionales de elevada y reconocida capacidad profesional. También fue Presidente del Liceo y del Colegio Médico Municipal.1-3
Otras facetas de su personalidad
El doctor Alfredo Méndez no fue sólo un medico entregado a su profesión, sino que sus intereses rebasaron ese marco, trabajando también en otras esferas por el bienestar de su ciudad. Fue una persona honrada, íntegra, que pudo enorgullecerse no solamente con su profesión, sino también con cargos públicos, donde fue proverbial su actuación; fue elegido Alcalde Municipal en el año 1906, pero a los dos meses renunció por no haber dado su consentimiento, como primera autoridad local, para que se practicase el juego, en garitos públicos, por gentes que disponían de poderosas influencias políticas. Sus firmes principios morales y su profundo respeto a la sociedad cienfueguera de entonces, tan firme y tan fecundo como su amor a la Medicina, no le permitieron transigir y se retiró.1, 3
No obstante el poco tiempo que duró su gestión, en el área de la Salud Pública introduce algunas reformas, tales como: reorganiza los Servicios de Sanidad y suprime cargos innecesarios, introduce cambios en el sistema de asistencia médica hospitalaria, en la asistencia a domicilio, en las consultas de los médicos municipales y en las Casas de Socorros.2 (Figura 8).
Uno de los problemas de salud que más afectaba a la población en aquellos momentos era la Tuberculosis, sobre todo en los sectores más pobres de la población. El Doctor Méndez decide aliviar a estos enfermos y abre un consultorio en los altos del teatro Tomás Terry, con la colaboración de los doctores Luis Perna de Salomó y Aurelio Villaverde (este médico fue el primero que practicó en Cienfuegos el neumotórax artificial como tratamiento colapso terapéutico de la Tuberculosis Pulmonar), miembros de la Delegación en Cienfuegos de la Liga contra la Tuberculosis. El consultorio contaba con una plantilla de dos médicos, el químico municipal y una escribiente, cargo que ocupó la insigne patriota cienfueguera Rita Suárez del Villar (La Cubanita). La atención a los enfermos era totalmente gratuita.2
Sus experiencias personales las expuso en varias revistas y periódicos científicos, pero además tiene dos folletos publicados: uno conteniendo el discurso pronunciado con motivo de la fiesta religiosa que tuvo lugar en el Sanatorio de la Colonia Española de Cienfuegos el día 27 de julio de 1930, y que consiste en un interesante estudio de la Beneficencia Pública y Privada desde los tiempos más remotos hasta nuestros días y el otro La Histerectomía Subtotal y Total en los casos de tumores benignos y malignos del útero. Esta última fue leída en el Sanatorio de la Colonia Española el 8 de noviembre de 1930. Ambos folletos fueron publicados por la Imprenta de R. Bustamante de Cienfuegos en el año 1930.3 (Figura 9)
No podemos dejar de señalar que el pueblo de Cienfuegos le rindió un merecido y muy especial homenaje al erigir, en el parque Martí de nuestra ciudad, un busto en su nombre (Figura 10).
Últimos años y muerte
Desde mediados de los años 20, el doctor Méndez comienza a presentar problemas de salud, provocados en parte, por el intenso trabajo desplegado durante muchos años de una vida dedicada a su profesión y a las múltiples responsabilidades que asumió. Su estado fue empeorando paulatinamente y ya en los últimos años se refugia en su domicilio y fallece de una grave enfermedad cardiovascular el día 29 de junio de 1932, a los 62 años de edad.2
Consideraciones finales
Como hemos podido apreciar a lo largo de todas estas páginas, han sido relatados hechos importantes de nuestra Historia Médica en el pasado: todos los datos señalados ilustran como se luchaba en aquellos tiempos contra las enfermedades y cómo, a pesar de las dificultades reales y de todo tipo y por muy arduo que resultara el camino, siempre hubo hombres que supieron cumplir a cabalidad con su deber y así vemos como surge victoriosa la figura del doctor Alfredo Méndez Aguirre como faro y guía de la medicina cienfueguera de su tiempo. Hombres como él y ejemplos como estos siempre son motivos de elogio y dignos de imitarse. Por esa vida noble, pura, altiva, ejemplar y útil, más que nada, su nombre forma parte del tesoro moral, no sólo de nuestra querida ciudad, sino de toda la Patria. Cuando la gloria toma por troquel un nombre histórico, no hay ofrenda ni oración que equivalga al prestigio del nombre invocado.