Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un trabajo publicado en "JAMA" indica que dos variantes genéticas frecuentes están asociadas con el riesgo de desarrollar nefropatía crónica, tal como muestran investigadores de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health (Estados Unidos).



Una variante incrementa el riesgo mientras que la otra lo reduce, algo que se ha observado en distintas etnias, así como en pacientes diabéticos y no diabéticos.



El estudio, según los autores, es la primera investigación a gran escala del papel de los alelos del gen de la apolipoproteína E (APOE) en la enfermedad renal crónica. El gen ya se ha relacionado con el riesgo de Alzheimer y de enfermedad cardíaca, sin embargo los hallazgos en relación con la nefropatía apuntan en la dirección opuesta.



Los resultados muestran que la variante APOEe2 se asocia con una elevación moderada del riesgo de nefropatía crónica. El estudio también señala que la variante e4, que se asocia a un mayor riesgo de Alzheimer, se relaciona con un menor riesgo de enfermedad renal.



Estudios anteriores con pocos pacientes habían observado ese papel de las dos variantes genéticas sobre la nefropatía, pero sólo en individuos diabéticos. Sin embargo, el presente estudio, en el que participaron 14.520 individuos de raza blanca y negra, ha comprobado que la relación es independiente de la presencia de diabetes y de la raza. Los participantes fueron sometidos a revisiones cada 3 años entre 1987 y 1999, y ninguno presentaba nefropatía grave al inicio de la investigación. En el año 2003, 1.060 participantes habían desarrollado la enfermedad.



Para los autores, el papel del gen de la APOE es fascinante por las implicaciones que tiene en distintas enfermedades y porque la forma más frecuente (APOEe3) está presente sólo en la mitad de la población. Añaden que los efectos del gen todavía deben ser bien entendidos, pues consideran intrigante que las variantes genéticas actúen de forma distinta sobre la nefropatía que sobre el Alzheimer y la cardiopatía isquémica, tal como muestra el nuevo trabajo.



JAMA 2005;293:2892-2899