Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un equipo de investigadores españoles ha evidenciado que algunos casos de inflamación crónica del hígado -pacientes con 018transaminasas altas 013 sin causa justificada podrían deberse en realidad a una hepatitis C. El problema sería que los análisis normalmente realizados para detectar este tipo de hepatitis no son suficientemente sensibles para detectar esta variante especial de la enfermedad.



Para realizar el estudio se seleccionaron 100 pacientes con hepatitis crónica de causa no aclarada. Se trataba de sujetos con aumento de transaminasas (enzimas que expresan el número de células dañadas en el hígado, GOT, GPT o GGT) durante más de 12 meses seguidos, en los que no se había encontrado la causa de dicha hepatitis.



A todos se les realizó una biopsia de hígado en la que se buscó la presencia de virus de la hepatitis C. Dicho virus había sido también buscado en la sangre mediante las dos técnicas habituales: presencia de anticuerpos frente al virus, o existencia de partículas virales en la sangre (RNA viral).



En un 57% de los pacientes estudiados se encontró el virus en la muestra del hígado analizada, mientras que los anticuerpos y los virus en la sangre eran negativos. Este hallazgo supone que estos pacientes, sin diagnóstico hasta ese momento, tenían en realidad una 'infección oculta por virus de la hepatitis C'. En el 84% de los casos el virus estaba activo, es decir era capaz de seguir produciendo inflamación en el hígado. Además, en el 70% de los casos también se detectó virus en células de sangre periférica, donde no se buscan habitualmente.



Una nueva variante de hepatitis C



El virus detectado no tiene características diferentes de los que producen la infección habitual, ya que su genes son iguales que los de la infección típica. Los pacientes que tienen esta hepatitis oculta se diferencian de los sujetos con hepatitis C en que generalmente no tienen ninguno de los factores de riesgo típicos de la infección (consumo de drogas por vía parenteral, antececente de transfusión de sangre...). Además, un 82% de estos casos mostraba poca enfermedad del hígado, con escasos datos de inflamación o presencia de cicatrices.



Las repercusiones de este descubrimiento todavía no están claras para los autores. Por un lado permite explicar algunos de los casos de hepatitis que hoy por hoy se consideraban de origen no aclarado. Sin embargo, no se sabe hasta que punto los pacientes con esta afectación pueden contagiar a otras personas. Para aclarar este punto los investigadores tienen en marcha un estudio del que todavía no se conocen los resultados.



El interrogante fundamental es si estos pacientes con infección no detectable pudieran donar sangre, y si fueran contagiosos transmitir la infección a otras personas. Dado que todos los pacientes estudiados tenían las transaminasas altas y que en todas las muestras para donación se hacen determinación de transaminasas, lo más probable es que esta sangre fuera rechazada.



Por lo tanto parece importante destacar que hoy por hoy siguen siendo necesarías determinaciones analíticas de transaminasas (GPT, GOT o GGT) junto con las serológicas (hepatitis B, hepatitis C, VIH, sífilis) en todos las personas que donen sangre.



Según fuentes consultadas por mundosalud.com, actualmente en todas las donaciones se hacen determinaciones serológicas y de transaminasas antes de decidir si la sangre es válida para ser administrada a otro paciente. Esto obviaría el problema de un posible contagio en pacientes que tuvieran una hepatitis C oculta, en el caso de que dicha enfermedad tuviera capacidad de contagio.